Thursday, December 18, 2008

Caricaturas

Se lo escuché primero a Gabriel Albiac y más tarde a un Embajador: “el problema con nuestros políticos, es que caen fácilmente en la caricatura.” Tarde o temprano ocurre, es cierto, pero ZP ha batido records.
En España, el problema se agrava por la ausencia de una separación de poderes real y efectiva. El Ejecutivo y el Legislativo son uno y el mismo, siendo muy difícil separar donde acaba la capacidad de crear leyes y donde empieza la de ejecutarlas. ¿Cómo se va a diferenciar si apenas se distingue entre gobierno y partido? Mientras existan listas cerradas y la disciplina de partido que de ellas deriva, faltará una mayor participación ciudadana en la vida política y un contrapeso y control esencial al poder presidencial.
Al mismo tiempo, la aberrante satisfacción con la que PP y PSOE celebraron hace unos meses el reparto del Poder Judicial, demuestra que en nuestro país, la Justicia no es independiente. Y si ésta no lo es, la democracia tampoco es. Nuestra Carta Magna está muerta, efectivamente, el principio consagrado por Monstesquieu lleva años incumpliéndose. De ahí que la Justicia sea una de las instituciones peor valoradas por los ciudadanos españoles. Y cómo no, al observar juicios donde etarras desprecian a los magistrados. Si el terrorista amenaza al juez, es que el ciudadano está insuficientemente protegido por la Ley.
Consecuencia de lo anterior, la excesiva concentración de poderes en el Ejecutivo favorece el llamado síndrome de la Moncloa, donde un presidente avaro de sus excesivas prerrogativas y ensoberbecido por el poder, no recibe a sus Ministros o, engreído, se aísla, autista a la realidad que le rodea. Reina pero no gobierna.
Hasta aquí elementos achacables al sistema. Ahora, los que a mi modo de ver son achacables a ZP.
Para empezar, este hombre carece de una idea de España, único país del mundo definible como nación de naciones. Desconoce y desprecia su historia, que no es precisamente, la de su abuelo. La política que ha venido realizando, caracterizada por actuaciones de cara a la galería -y no a la de tiro precisamente- demuestra una ausencia de fondo y contenido; la falta de preparación intelectual de alguien que no está preparado para ocupar el cargo que detenta. Los actos propagandísticos (Ministerio de Igualdad, quedarse sentado al paso de una bandera aliada, ¿Ministerio del Deporte?…) tienen un efecto a corto plazo, pero no suponen llevar al país en la dirección correcta.
Su confesión a Millás de que todas las noches le repite a su mujer. ““no sabes, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar”, indica que es inconsciente de su responsabilidad como gobernante y, al mismo tiempo, consciente de su mediocridad. La historia demuestra que el poder no es entregable a cualquiera.
ZP no se considera heredero de 1978 sino de 1931 y por tanto, dispuesto a cometer los mismos errores de una República que se hundió porque carecía de republicanos y demócratas que la defendieran. Este Presidente ha demostrado ser un peligroso improvisador. Ignora que la realidad y la historia no son una sucesión de acontecimientos estancos e inconexos entre sí, sino un relato continuo, donde las decisiones que se toman en el presente, influyen y moldean el futuro.

EEUU: ¿la peor superpotencia posible?

Criticar a los EEUU es siempre moda. Este gobierno ha sido especialista, buscando no un diálogo constructivo entre aliados, sino réditos electorales de cara a los más radicales. El interés del partido y de un sólo hombre antes que el interés nacional. La “ética práctica” que practica el Presidente. Únicamente para criticar a Bush y a los neocon –de los que desconoce casi todo- ZP mostraba curiosidad internacional.

Dice Robert Kaplan que “la política exterior de una nación es la extensión de sus principios y valores.” Tras la Segunda Guerra Mundial, los EEUU liberaron y reconstruyeron a los países invadidos por el enemigo y más tarde a las potencias del Eje. La URSS ocupó pero no liberó. Para saber qué principios y valores son superiores, basta comparar la Alemania del Este con la del Oeste, pasearse por Japón o visitar cualquier país antiguamente comunista. Cinco años acabado aquel conflicto, estalló Corea. Hoy, el Sur, gracias al compromiso de los EEUU con su seguridad, es uno de los tigres asiáticos. El Norte, una plasmación demasiado perfecta del Archipiélago Gulag.
Los EEUU costean el sistema europeo de bienestar desde hace más de medio siglo. El gasto que los europeos nos negamos a realizar en Defensa, es el que permite mantener nuestras pensiones y nuestra seguridad social, ahora en crisis por el declive de nuestra demografía. El aparato militar americano nos protegió de los soviéticos y sigue garantizando nuestra seguridad. Cuando hasta Margaret Thatcher mostraba aprensión ante la reunificación alemana, fue la garantía personal de Bush padre la que le tranquilizó y permitió que el proyecto europeo, incompleto sin Alemania, culminara.
El Viejo Mundo descubrió el Nuevo, sí, pero la UE existe gracias a los EEUU.
La superpotencia representa el equilibrio global del poder. Su influencia aporta estabilidad en los lugares más duros del planeta, como la frontera indo-pakistaní. Y ahora, Afganistán e Irak. ¿Y qué otra nación podría o querría brindar la libertad de los mares para comerciar incluyendo el transporte de petróleo y gas, todo gratis?
Lo sorprendente es que habiendo tantos imperialismos (y tan nefastos) en la actualidad, el peso de las críticas europeas recaiga sobre el estadounidense. La pregunta es sencilla: ¿donde goza un ciudadano de mayor libertad? ¿en los EEUU de Bush, donde se celebran elecciones democráticas desde hace 200 años, o en la Venezuela de Hugo Chávez, que acaba de modificar la constitución para poder prolongarse en el poder? ¿en Washington D.C. o en Pekín o Moscú? ¿en Nueva York o en Teherán? ¿En San Francisco o Pyongyang? ¿En Miami o en La Habana?
Cuando la guerra de Irak, se acusó de violar la legalidad internacional a los únicos que habían acudido a NNUU para dotar de cobertura legal una de sus acciones en política exterior. Hubiera sido muy edificante ver a Putin en el Consejo de Seguridad de NNUU, buscando una resolución que autorizase la invasión de Georgia. Sin olvidar que por aquel entonces, se reveló el alto nivel de corrupción y desgobierno del programa de la ONU “Petróleo por alimentos”, un escándalo de proporciones épicas que aún no ha tocado fondo y en el que estaba involucrado el hijo del Secretario General.
Según el informe “Global Trends 2020,” realizado por el Consejo Nacional de Inteligencia de los EEUU, para ese año estaremos ante un mundo multipolar, con China, Rusia, Brasil y la India ejerciendo de contrapeso del poder norteamericano. El último libro de Robert Kagan nos recuerda que la historia demuestra que los sistemas multipolares son mucho más inestables que los unipolares o bipolares. Veremos si los valores que extiendan rusos y chinos son homologables a los occidentales que defienden los EEUU.
Una cosa es que algo vaya a ocurrir y otra muy distinta que deseemos que ocurra. Sin la influencia diplomática, el poder militar, el poder económico y la generosidad sin precedentes de los EEUU, se produciría un vacío de poder en el mundo de consecuencias devastadoras.
Y si no, al tiempo.